"¡Quién sabe si todas estas cosas no son disparatadas! Pero mire usted, doctor: las cosas importantes dependen regularmente del hecho de tomarlas en serio." Robert Musil, El hombre sin atributos

jueves, junio 14, 2007

El costo de contradecirse

Una diferencia muy llamativa para los abogados formados en la tradición continental cuando se inicia un estudio siquiera superficial de la doctrina legal de los Estados Unidos es la manera en la que cuestiones jurídicas bastante básicas son tratadas de maneras casi antagónicas siguiendo líneas ideológicas. Algo parecido a nuestra división de líneas de interpretación en el derecho del trabajo, pero extendida a prácticamente todas las demás áreas del derecho.

Uno de los principales puntos de discordia es el derecho de daños, allí llamado tort law. Para hacer una no muy precisa división, la "izquierda" o "liberal" de la profesión legal es pro demandante, y es la que ha logrado la viabilidad de demandas casi delirantes; el sector "conservative" se enrola principalmente en la llamada tort reform, que pretenden restringir la responsabilidad civil a niveles menos que recionales, según el caso. Una buena explicitación de dónde está parado cada uno, con posturas siempre extremas e incompatibles con el sentido jurídico del común de la gente.

En este momento, hay un pequeño escándalo porque un célebre jurista conservador, Robert Bork, se dió un pequeño porrazo antes de subir a un estrado en el Yale Club para dar una conferencia. Bob pudo dar la conferencia de todos modos, pero parece que reflexionó y decidió demandar al club por un millón de dólares. Argumenta que no había barandas y que la escalera era inadecuada.

Bork fue un candidato a la Corte Suprema propuesto por Reagan, pero una gaffe de el en el Senado, y su impresionante record ultra conservador en su interpretación de cuestiones constitucionales forzó a Reagan a retirar su nominación. Igual, después se desquitaron lo mismo y subieron allí al inefable Antonin Scalia, fanático del originalismo en interpretación constitucional, pero eso es harina de otro costal.

Y ahora, este hombre que se indignaba por las demandas civiles entabladas contra empresas, calificando al sistema de justicia de daños como "piratería barbárica", ahora está reclamando daños punitivos!

En un editorial del NYT se deleitan con esta incoherencia in extremis del anciano Bork, y hasta lo terminan corriendo con su "responsabilidad personal".

Los peligros de ideologizar hasta los tropiezos? Vale para la derecha, vale para todos los demás.

4 comentarios:

Francisco Agüero dijo...

Bork. Curioso, tan liberal en interpretar la Sherman Act y tan restrictivo en la propia contitución.

Paradojal.

O como diría el propio Bork, "a paradox".

Pablo Fuenzalida Cifuentes dijo...

Es de suponer que el editorial lo escribió su amigo Dworkin

Martín Juárez Ferrer dijo...

Dear Ulrich,

hoy me puse a revisar antiguos post de ERDR (lo leo habitualmente desde hace unos 6 ó 7 meses), en particular los del 2007. muy buenos todos (o los que lei, casi todos). me gusto mucho sobre el testimonio de oídas, y este sobre la ideología en el tort law. esto se está empezando a dar en arg también (prueba de eso es el debate sobre ética académica que armó LA), y me hizo acordar a un artículo de López Mesa sobre la "ideología de la reparación", bien interesante, aun cuando incurre en el anacronismo (y la estupidez) de considerar la "ideología" como algo en si malo.

che, es posible que cite alguito de esto en mi tesis, dps te cuento,

abrazo

martín

Ulrich dijo...

Bueno, me alegro que le interese revisar los archivos! Cuente conmigo por cualquier cosa.