"¡Quién sabe si todas estas cosas no son disparatadas! Pero mire usted, doctor: las cosas importantes dependen regularmente del hecho de tomarlas en serio." Robert Musil, El hombre sin atributos

lunes, agosto 25, 2008

Irrelevancia de las prohibiciones

Algo que a los abogados siempre nos ha irritado especialmente es cuando vemos que una prohibición legal o contractual es absolutamente irrelevante. La verdadera magnitud de esa irrelevancia es muy compleja de medir, y muchas veces nos vuelve bastante escépticos respecto al rol del derecho como orientador de conductas. Un ejemplo extremo es el homicidio: si se lo despenalizara, a nadie se le ocurriría que todos cometerían homicidios, o lo que es lo mismo, la casi total mayoría de las personas no se abstiene de matar sólo porque la ley lo reprime con prisión. Las normas morales y sociales se superponen a las jurídicas de maneras que es difícil de discriminar.
La irrelevancia total de las prohibiciones legales y contractuales se percibe en los supuestos donde ellas no están apuntaladas por normas morales o sociales, y -crucialmente- cuando no existe una probabilidad relevante de sanción.
En esta nota de la BBC esto aparece de manera clarísima. En un juego de rol online -el famoso World of Warcraft, o WoW- siempre existió un mercado 'paralelo' de los objetos virtuales. Si uno quería comprar un arma o dinero dentro del juego, podía ubicar a un jugador que los ofrecía a cambio, obviamente, de hard cash. Dado que el sistema del juego permite las transferencias de los bienes virtuales de jugador a jugador, un nuevo mercado nació.
Lo sorprendente es que ese mercado no era tan pequeño como se creía, sino que resulta una industria floreciente en países emergentes como China o India. Claro que no se limitan sólo al WoW, sino a otros juegos de este tipo. Y muchos de estos proveedores parecen estar organizados ya en formas semi mafiosas.
El inconveniente es que el contrato -en este caso, los términos de la licencia de uso que se suscribe cuando se usa el software- prohíben esa práctica. Pero, como es evidente, se hace igual. A esto colaboran muchos factores, tales como que esta práctica no está vista como inmoral, ni transgrede una norma social. De hecho, es probable que muchas personas que sean tan incautas o temerarias como para involucrarse en una transacción como esta no hayan siquiera leído las condiciones de la licencia de uso.
Este caso, más allá de lo curioso y de lo ajeno que puede ser para la mayoría de nosotros que no tenemos tiempo para jugar al WoW, es un ejemplo claro de cómo se genera un mercado -gris, pero mercado al fin- a pesar de las prohibiciones y en ausencia de otro tipo de normas que restrinjan las decisiones de participar en el. En palabras simples, un consultor de seguridad citado en la nota lo explica así:
"Cuando juntás gente con más dinero que tiempo con gente con más tiempo que dinero, ambos hallarán una forma de encontrarse"
Como conclusión, volvemos a ver que sin palo ni zanahoria no hay prohibición -ni derecho- que valga.
UPDATE: Algo más tangible para nosotros. Sobre la escasez de monedas, Crítica publicó esta nota. Lo que no explica la nota es el porqué de que sea ahora que aparece un mercado gris de monedas. Antes, cuando el poder adquisitivo de las monedas era mayor, el negocio potencial era mucho mayor. Ahí hay una buena punta de ovillo para una historia interesante.

3 comentarios:

Natalio Ruiz dijo...

Teorema de Coase. Siempre funciona!

Saludos

Cosas que Pasan

Ana C. dijo...

Supongo que no todas las prohibiciones son irrelevantes ¿no?

Es decir, me parece que para definir una prohibición como irrelevante tendría que prohibir algo que de todas formas nadie hace. En este caso, irrelevante sería lo mismo que trivial.

Si hablamos de irrelevante como sinónimo de inefectiva, no creo que la prohibición del homicidio sea irrelevante del todo. Si no estuviera prohibido posiblemente habría algunos más, gente a la que la prohibición desalienta. Quizás sea porque es una prohibición muy antigua que ya ha tenido efecto y ahora parece que fuera irrelevante.

Lo mismo con el incesto, o la pedofilia, supongo.

El caso del WoW se parece un poco al del aborto o el consumo de drogas, en el sentido que aunque está prohibido la gente lo hace igual. Deben ser unos de los temas donde las normas morales y sociales están más en discusión.

Ulrich dijo...

Natalio, pensé en Coase, pero en este caso me parece que no es aplicable. El teorema refiere más a la distribución de costos y la irrelevancia es de la proporción en la asignación de derechos y obligaciones que predispone una autoridad. Aquí hay una prohibición contractual sin base en normas sociales o morales.

Ana, seguramente fui confuso en la forma en que me expresé. Las prohibiciones son siempre relevantes cuando se dan algunas condiciones. Las dos que se me ocurren en este momento son:

a) cuando implican un costo (actual o esperado) para el infractor, sea en la forma de penas, multas, responsabilidad patrimonial etc.

b) cuando se encuentran apoyadas en normas sociales o morales. El efecto allí de la prohibición es de refuerzo, en tanto reitera y resignifica iteradamente la valoración negativa de la conducta.

La gente obviamente no mata sólo porque la ley lo prohíbe. Pero la prohibición refuerza esa norma moral, y la pena de prisión -o de muerte, si estamos en Texas-, implica la alta probabilidad de pagar un costo altísimo por la transgresión. Hay quienes se ven desincentivados por ese caso... el homicida marginal, podríamos llamarlo!

Yo sugiero que, sin esos dos supuestos que acabo de garabatear, una prohibición va a ser irrelevante para la conducta de una persona. Si yo no entiendo racional o moralmente que hay algo que no debo hacer, y si además no voy a pagar un costo alguno por hacerlo, carezco de incentivos para cumplir con la prohibición.

El caso del aborto y de las drogas es muy bueno. El aborto sigue causando discusiones atroces, pero el consumo de drogas no. Ambas presuponen, en algunos países, costos por incurrir en la conducta, y la evaluación moral y social de ambos varía mucho según criterios personales dentro de cada sociedad. En la medida que esos desincentivos se siguen debilitando, vemos que esas conductas son cada vez más frecuentes y menos disimuladas.

Me da una buena punta para seguir con este tema.