A Gordon Brown le tocó hacer algo que nunca quiso: nacionalizar la cáscara vacía del Northern Rock. Este banco, muy expuesto al mercado hipotecario que colapsó, recibió la impresionante suma de 25.000 millones de libras del Banco de Inglaterra -el Central británico- a efectos de calmar la corrida y evitar que se derrumbara por completo.
Pero el N.R. no quiso arrancar, y las dos ofertas que se hicieron por el banco eran inviables. Por eso a Brown no le quedó otra opción más que la nacionalización del banco. Recomendable este artículo del Economist de hoy sobre el tema.
El problema es el siguiente: ¿cómo queda afectado el sistema bancario con una entidad, muy colocada en hipotecas, que pasa súbitamente a la administración por políticos? Yo, si fuera inglés, buscaría endeudarme con el N.R., y evitar como a la peste a cualquier otro, ya que cada tanto sé que no me van a ejecutar, o que la tasa que me van a aplicar va a ser siempre bajita. No sólo por el interés de los administradores en no ejecutar a su electorado: tampoco les conviene emprender una liquidación de activos -los créditos- cuando el programa es sanearlo y venderlo de nuevo en marcha.
Los bancos estatales no me parecen que sean tan distorsivos como dicen en la nota. De hecho, sirven como una intervención sana en el sistema bancario, menos distorsiva que si empezaran a fijar precios, tasas o cualquier otra cosa que se les ocurra. Pero la pregunta es más sobre las consecuencias del paso abrupto de un banco privado al sector público. Tengo la impresión que va a ser mucho más complicada que la de un banco público ab initio. Esto creo que va a dar material empírico interesante sobre ese aspecto. Una externalidad positiva, como le dicen.
Pero el N.R. no quiso arrancar, y las dos ofertas que se hicieron por el banco eran inviables. Por eso a Brown no le quedó otra opción más que la nacionalización del banco. Recomendable este artículo del Economist de hoy sobre el tema.
El problema es el siguiente: ¿cómo queda afectado el sistema bancario con una entidad, muy colocada en hipotecas, que pasa súbitamente a la administración por políticos? Yo, si fuera inglés, buscaría endeudarme con el N.R., y evitar como a la peste a cualquier otro, ya que cada tanto sé que no me van a ejecutar, o que la tasa que me van a aplicar va a ser siempre bajita. No sólo por el interés de los administradores en no ejecutar a su electorado: tampoco les conviene emprender una liquidación de activos -los créditos- cuando el programa es sanearlo y venderlo de nuevo en marcha.
Los bancos estatales no me parecen que sean tan distorsivos como dicen en la nota. De hecho, sirven como una intervención sana en el sistema bancario, menos distorsiva que si empezaran a fijar precios, tasas o cualquier otra cosa que se les ocurra. Pero la pregunta es más sobre las consecuencias del paso abrupto de un banco privado al sector público. Tengo la impresión que va a ser mucho más complicada que la de un banco público ab initio. Esto creo que va a dar material empírico interesante sobre ese aspecto. Una externalidad positiva, como le dicen.
3 comentarios:
Gracias por el tip del artículo!
Pena no cobrar en libras para endeudarse ahí...
Disculpe Ulrich, pero "el problema" es otro. ¿Como el sistema regulatorio británico dejó que el NR quebrara?
Las opciones correctas son: una buena gestión del banco nacionalizado o una buena gestión de la regulación
Andy, ya es una pena de por sí no cobrar en libras, solamente.
Musgrave, entiendo su punto, pero el problema en retrospectiva no sé si es tan interesante. Antes no se conocía el hueco que usaron los bancos para exponerse tan demencialmente al riesgo de esta timba. Ahora que sabemos como funcionaron los SIVs y que conocemos la forma en que los bancos se sacaban del balance estas exposiciones, es que hay que actuar. Pero en el fondo, no sé si el problema estaba tanto en la regulación bancaria, sino en la indebida permisividad ante los préstamos sub prime. Estos debieron ser prohibidos desde un principio, con las primeras luces de alerta allá por los fines de los noventa. Mi postura, al menos, es la de restringir los préstamos con garantías distintas al destino de los fondos. No más hipotecas para refinanciar deuda de consumo. Se mezclan dos riesgos totalmente distintos.
El tema es que, como ya le dije antes, la regulación en estos casos corre siempre el riesgo de generar un incentivo en otro lado. Como cuando uno pone un parche al globo que va a reventar, y revienta por otro lado.
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