"¡Quién sabe si todas estas cosas no son disparatadas! Pero mire usted, doctor: las cosas importantes dependen regularmente del hecho de tomarlas en serio." Robert Musil, El hombre sin atributos

viernes, enero 16, 2009

Actualidades. Pataleos e intervenciones

Vuelvo a postear después de una breve pausa de principio de año.

Esta semana dos cosas me llamaron mucho la atención:

Una, fue la cansina e irreflexiva reacción al sinceramiento de las tarifas de los servicios públicos. Luego de casi una década de fijarse las tarifas por debajo del costo, el gobierno hizo un reajuste desbalanceado, exagerado y mal comunicado. El motivo es dejar de desembolsar subsidios en el contexto de la actual recesión, y muestra lo cortas que fueron las patas de la estrategia de gastar mucho en lo alto del ciclo y de querer ahorrar cuando hay contracción. Antikeynesiano, si se nos permite el vocablo.

La reacción que nos cansa -nos aburre, nos deprime, ya no nos indigna más- es la de gritar como energúmenos, y dicendo que
esto, eso y aquello es inconstitucional. A ver muchachos, la Constitución no dice que los servicios públicos deben ser provistos por debajo de su costo, ni tampoco que un consumidor tiene derecho a que otro le pague la cuenta de la electricidad o del gas. La audiencia pública no está en el artículo 42 de la C.N., por lo que apreciaría que se deje de mencionar ese argumento exagerado ¿El procedimiento no es bueno? Quizás. Este gobierno no va a ser recordado por la transparencia o excelencia de los procedimientos que emplea para adoptar medidas.

Pero convengamos en que nadie, ninguna organización de derechos de consumidores ni ONG, salió a gritar la inconstitucionalidad de los aumentos de los subsidios al transporte. Algunas protestas porque el servicio se prestaba mal, pero ahí acababa todo.

Sigue, una vez más, la ilusión de lo gratis. Empiezo a pensar que parte de las desventuras de la Argentina están vinculadas estrechamente a esa irreligiosidad.

Otra cosa fue la situación con Transportadora Gas del Norte, luego del anuncio del default de una emisión de sus obligaciones negociables. La intervención por parte del ente de control es opinable: todo depende del grado de esa intervención. No leí los términos de la designación del delegado del ENARGAS, pero la estimo válida ya que no implica una toma de control de la compañía, sino básicamente la designación de un veedor.

El
allanamiento que la justicia dispuso en las oficinas de TGN es una cosa bien distinta. La denuncia presentada es casi ridícula: un acta de directorio antedatada unos días, y la falta de la constancia de una reunión de directorio que disponga el default, también por una diferencia de días. Algo a lo que cualquiera que maneje los libros de una sociedad, o cualquier funcionario de la AFIP o de los entes de control societarios saben que no tienen casi relevancia, y que amerita, como mucho, un apercibimiento. En cambio, entrar con la policía a secuestrar papeles, es un poco llamativo, más cuando el propio Estado tiene ya un veedor dentro de la empresa.

2 comentarios:

Coki dijo...

Destaco de la entrada lo de "sigue la ilusión de lo gratis ...".
Creo que es un punto que merece un buen análisis (que algún día haré). El argentino cree que el Estado tiene la obligación de pagar por TODO y, a la vez, que ese dinero aparece mágicamente en sus manos.
Se me ocurre que el peronismo tuvo algo que ver con ese pensamiento, pero quizás me equivoco.

Ultimamente pienso mucho en que la diferencia entre el argentino y el ciudadano de un país que funciona no pasa por el grado de inteligencia o moral o algo por el estilo. Tiendo a pensar que el ciudadano promedio tiene ideas muy básicas y simples sobre la realidad. Pero creo que en otros países se infundió la cultura de que el trabajo lleva a la prosperidad y que el Estado tiene el rol de no molestar demasiado, mientras que en Latinoamérica nos acostumbramos a que el Estado esté para entorpecer nuestra actividad y para ser responsable de todo lo que ocurre.

Ulrich dijo...

Coki, en parte es así, pero la "ilusión de lo gratis" no es sólo del Estado. Es respecto a TODO. Es muy común que la gente crea que hay cosas por las cuales no hay que pagar. Por ejemplo, por la opinión de un abogado, entre otras cosas.

Eso es perverso porque implica que hay cosas por las cuales no se puede cobrar. O trabajos que no son realmente trabajo. Así, está lleno en muchas empresas de pasantes gratis, asesoramientos que se dan (y se piden) "de favor".

A veces me deprime, pero es una de las cabezas de la hidra, en mi humilde opinión.